Ya sea por motivos históricos o su particular ambiente, la capital del país ofrece una gran variedad de locales únicos y pintorescos que permiten conocer un poco más de la cultura culinaria chilena.
En Santiago se come bien. Al menos la oferta gastronómica es variada y al caminar por sus calles se pueden ver desde cadenas de comida rápida, hasta restaurantes internacionales. Y por supuesto que están también las muy chilenas “picadas”, locales que se caracterizan por la buena mesa, los platos suculentos y los precios accesibles.
También suelen ofrecer platos tradicionales de comida chilena, lo que las convierte en verdaderos tesoros para los amantes de la gastronomía local. Estas son algunas de las “picadas” más conocidas de la capital:
El Rincón de los Canallas
Es uno de los locales más reconocidos por chilenos y extranjeros, por el contexto histórico en el que nació. Y es que en la década de los 80 el dueño de este local, Víctor Painemal, les daba albergue a todos las personas que eran alcanzados por el toque de queda del Régimen Militar, con sólo dar una contraseña.
Hoy, a más de 20 años de aquellos acontecimientos, este restaurante sigue siendo uno de los favoritos de jóvenes y trabajadores que buscan platos típicos chilenos con singulares nombres, como “El Terrorista”, “Punta Peuco” (un penal para militares que cometieron violaciones a los derechos humanos en 1973) o “el Cesante”, todo en un ambiente de nostalgia y sencillez. Actualmente se encuentra ubicado en la calle Tarapacá 810.
El Hoyo
“Chicha, Chancho y Pipeño”, reza el slogan de este local, conocido por ser el inventor del ya tradicional trago “terremoto”, una fuerte combinación de fernet, vino pipeño y helado de piña. Cuenta la historia que legó hasta este lugar un extranjero que, ante la desagradable temperatura del vino que le servían, pidió que le agregaran un copo de helado al vaso.
Pero eso no es todo. “El Hoyo”, fue elegido como el restaurant donde el conocido chef Anthony Bourdain, disfrutó su mejor comida. ¿Los platos? La lengua, el arrollado y por sobre todo las prietas. Ubicado en San Vicente 375 (Esquina Gorbea).
La Piojera
Es definitivamente el epicentro de la cultura “guachaca”, o sea las tradiciones urbanas populares de Chile. Si quieres acercarte a esta pintoresca cultura, no puedes dejar de visitar este bar. Nacido en 1916, su nombre fue adquirido en 1922, cuando el entonces Presidente Arturo Alessandri Palma fue invitado al lugar y al entrar dijo: “¿Y a esta piojera que me han traído?”. (Piojera significa un lugar con piojos, pero evidentemente en el caso de La Piojera no es literal).
Lugar de encuentro de universitarios, turistas y la clase media-baja del país, en La Piojera es posible encontrar comida típica chilena como perniles, arrollados, malaya, huevos duros y carnes a la parrilla, aunque su especialidad son los tragos como el “terremoto” y la chicha, entre otros. Está ubicado en la calle Aillavilú 1030, cerca de la Estación Mapocho.
El Huaso Enrique
Y si de bohemia se trata, no podemos dejar de mencionar esta picada. Con más de 50 años de trayectoria, El Huaso Enrique mantiene su chilenidad a concho gracias a su particular ambiente y gastronomía.
Frecuentado en su mayoría por políticos, artistas, gente de radio y público en general, este local ofrece típica comida chilena, destacando el “Plato Huaso”, preparación que se mantiene desde los inicios y contiene costillar, arrollado de la casa, longaniza, prieta, chuleta y agregado, además de un reponedor caldo de gallo, eso sí, disponible sólo los domingos a la hora del almuerzo.
Además, es un lugar ideal para los amantes del folclore, pues todas las semanas tocan diversos grupos de cueca urbana, donde se puede bailar y pasar un rato más que agradable. “El Huaso Enrique” está ubicado en la calle Maipú 462, Santiago.
El Quitapena
Ubicada cerca de la zona de cementerios de la capital, esta “picada” debe su nombre a a los deudos que acongojados pasan a saciar sed y hambre cuando acuden a despedir a sus seres queridos. Ambientada en una típica Fuente de Soda chilena junto a una rica comida casera y un ruidoso Wurlitzer, El Quitapena se ha transformado en un típico bar chileno para hacer olvidar por un rato la pena de la pérdida.
Las paredes de esta picada aportaron también en la creación del uno de los clubes más afamados de Chile: Colo- Colo. Dice la historia que una tarde de 1925 tras haberse alejado de su ex club Magallanes y mientras comían con la pena de la despedida, un arrollado huaso, David Arellano y Clemente Acuña se comprometieron a crear un nuevo club. Está ubicada en Recoleta 1480.
Bar Nacional
Con una trayectoria de más de 50 años en Santiago, este local se caracteriza por ser una de las mejores opciones de almuerzo para quienes trabajan en el sector o simplemente para quienes quieran disfrutar de una exquisita comida chilena. Sándwiches de todos los tipos, cazuela y empanadas fritas son algunas de sus principales preparaciones. Se encuentra en Huérfanos 1151.
Venezia
Con más de 50 años de tradición, este restaurant ubicado en Bellavista es conocido principalmente por haber sido un rincón predilecto del fallecido poeta y Premio Nobel Pablo Neruda. Dentro de su oferta destaca la comida casera. Pernil, cazuelas, porotos, charquicán, lentejas, cerdo arvejado y pescado frito, son algunos de sus platos estrella, calificados por sus comensales con las “Tres B: bueno, bonito y barato”. Está ubicado en Pio Nono 200.
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