Antiguamente, la costa al sur de Concepción era conocida como la Costa del Carbón, y hasta 1997, el epicentro de esta actividad minera fue Lota. A 43 km del Gran Concepción y a orillas del Pacífico, es una de las escapadas más interesantes que se pueden hacer desde esta ciudad.
Su mayor atracción es la mina Chiflón del Diablo, un yacimiento submarino donde los antiguos mineros hacen ahora de guías en unos circuitos muy bien organizados que te llevarán por túneles y galerías hasta una veta de carbón a 50 metros bajo el mar. La casa donde vivían los administradores de la mina es el Museo Histórico de Lota, donde se puede repasar el glorioso pasado de esta localidad.
La siguiente parada es el Parque Cousiño, con sus bellos jardines y paseos entre estatuas y piletas, construido por los antiguos propietarios de las minas de Lota. Se puede recorrer con un guía que, vestido a la usanza, cuenta la historia de la familia Cousiño.
En la calle principal está la Iglesia San Matías Apóstol, de 1923, estilo gótico y con una linda fachada de piedra. Aquí descansan los restos de Matías Cousiño, quien financió la iglesia, impulsó la explotación del carbón y creó la ciudad de Lota. Justo al frente está el antiguo teatro, que fue pensado como un espacio cultural para los mineros y sus familias.
Saliendo del casco urbano, camina por las anchas playas de Lota y prueba los ricos pescados y mariscos en pequeños restaurantes con vista a los barquitos de colores.
Fundada en 1662 por el gobernador español Ángel de Peredo, se le confirió el título de ciudad el 5 de enero de 1875.
Hacia 1840, la mina de carbón de Lota fue comprada por el empresario, militar e Intendente de Concepción, José Antonio Alemparte Vial, a los indígenas denominados “Cabullancas”. Más tarde se las vendió a Matías Cousiño y Tomás Garland, para el desarrollo del negocio carbonífero.
La pujanza económica de la empresa carbonífera de los Cousiño motivó en 1896 la construcción del primer ferrocarril eléctrico de Chile, a cargo de la empresa alemana Schuckert & Co. La energía provenía de la también primera planta hidroeléctrica chilena, que aprovechaba las aguas del río Chivilingo.
La mina fue cerrada el 15 de abril de 1997, por el entonces presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, por razones económicas; los costos de la explotación superaban el valor de mercado del carbón. Pese a los planes de reconversión productiva ejecutados por el gobierno entre los años 1997-2000 hacia el sector turismo y servicios, para el año 2006, la comuna todavía mostraba las tasas de cesantía más altas de Chile y un alto nivel de pobreza.
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