Dejando de lado la multitud del metro de Santiago, por estos días jóvenes se dedican a hacer de este momento de estrés algo mejor con sus bailes contorneando sus cuerpos bajo el ritmo de la música lo cual hace de esto algo atractivo visualmente.
El breakdance es una danza de carácter urbana parte de la cultura hip hop que surge de las comunidades hip-hop provenientes de los barrios de Estados Unidos.
Solo con una radio bajo el brazo, pero con mucha energía para realizar piruetas, llega una veintena de jóvenes todos los martes y jueves a las estaciones Baquedano y Quinta Normal del Metro de Santiago. Ya es una rutina. Dadas las buenas condiciones del piso para practicar breakdance -baile urbano que surgió en la década de los ’70 en Nueva York-, desarrollan allí sus ensayos para ir a competencias internacionales, pues dicen que no tienen otro lugar para hacerlo.
“Estamos luchando por conseguir un espacio para nosotros, pero, por el momento, el piso del metro es demasiado sexy para bailar”, explica Nadia H.M. (26), una de las jóvenes que cada semana desarrollan esta disciplina junto a amigos.
Si bien reconocen que no cuentan con autorización para “tomarse” ciertos lugares, aseguran que son bien recibidos por el público. “Llama la atención de la gente… Niños se paran a vernos y la gente nos da plata. Con eso, compramos agua para seguir practicando”, relata Nadia, quien practica el breakdance desde hace 10 años y ya ha viajado a competencias internacionales. De hecho, viene llegando de Mendoza.
Hace dos años que estos jóvenes encontraron en el metro un lugar propicio. Así, han atraído a otros grupos de jóvenes, quienes no solo bailan, sino que desarrollan malabarismo o magia. Su presencia, señalan, lejos de ahuyentar al público, lo atrae.
No obstante, desde hace un par de semanas, seguridad del metro ha comenzado a cumplir su función de vigilancia, ya que un adolescente se accidentó mientras desarrollaba sus piruetas. Lo anterior representa un problema para la empresa puesto que todos los usuarios de metro poseen un seguro si se accidentan en algún carro o estación, pero en este caso, la empresa no tendría por qué hacerse cargo de sus gastos médicos y, por lo mismo, ha decidido erradicar su presencia.
“Yo normalmente circulo por la estación Quinta Normal y como es tan grande no generan un problema para los que transitamos por aquí. Creo que en vez de sacarlos se debería incentivar este tipo de cosas”, opina Javiera Garcés.
Según el urbanista Pablo Allard, decano de Arquitectura de la U. del Desarrollo, el que quienes practican breakdance se “tomen” espacios del metro es una tendencia mundial, que es común de ver en ciudades como Nueva York, Londres o París. Lo anterior, porque se conjugan dos elementos clave: a ellos les gusta exhibir su actividad y el metro, muchas veces, favorece las condiciones de sonido.
“Más allá de prohibir o no, lo que hay que tratar de acordar es que convivan estas expresiones artísticas con el metro. Si bien esta empresa cumple una función primordial y debería estar sobre las expresiones artísticas, eso no quita que pueda apoyarlas”, señala.
Al ser consultado Metro sobre la presencia de estos jóvenes, declinó referirse al tema.
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