El sur de Chile es un paraíso para la aventura y el deporte al aire libre con opciones para todos los niveles y un único límite: el tiempo que tengamos para probarlo todo.
1. Pedaleando por carretera Austral

La carretera Austral es una de las rutas más increíbles del mundo, con 1.240 kilómetros –en su mayoría sin asfaltar– que atraviesan bosques, glaciares, granjas de pioneros y ríos color turquesa; todo ello junto al embravecido Pacífico. Se terminó de construir en 1996, después de 20 años de trabajo, y cada verano acoge un mayor número de ciclistas que aceptan el desafío de este viaje épico: recorrer Chile de norte a sur. Un reto mayúsculo que cada vez cuenta con mejor infraestructura durante todo el trayecto: en casi todas las poblaciones importantes que atraviesa hay tiendas de reparación de bicicletas y venta de recambios.
En realidad es un poco excesivo llamar carretera a esta ruta porque gran parte de la aventura consiste en sortear los baches y surcos enormes que presenta, pero no se puede negar su encanto; no hay gasolineras, tampoco bares. Suele presentar cortes por desprendimientos y las duras condiciones climáticas que sufre afectan seriamente a la calzada, algo que no intimida a los motoristas y cicloturistas que se atreven con ella. Dificultades aparte, es una forma de conocer el país –de norte a sur, o viceversa– con toda su complejidad.
2. Rafting y kayak
Los ríos, lagos, ensenadas y fiordos han convertido a la Patagonia chilena en un magnífico destino para los amantes del agua, que cuentan además con rápidos de primera en los embravecidos ríos que atraviesan los Andes. En el norte de la Patagonia, y a pesar de las presas hidroeléctricas, el Futaleufú ofrece magníficas aguas bravas de clase IV y V, mientras otros descensos famosos aguardan en las afueras de Pucón y el bello Petrohué, en Puerto Varas (región de Los Lagos). El río Simpson y el río Baker, en la región de Aisén, también merecen la pena.
Para palear a bordo de un kayak lo mejor es visitar los fiordos del parque Pumalín y las bahías de Chiloé, al sur de Chile, así como la región de Los Lagos. Los remeros más intrépidos llegan incluso hasta el cabo de Hornos.
3. Senderismo sobre hielo
En la Patagonia chilena, la excursión sobre hielo más conocida es la del glaciar Grey, en el parque nacional Torres del Paine, un paseo divertido por un paisaje esculpido en cristal. No hace falta tener experiencia: tomando como base la casa de Conaf (el antiguo refugio Grey), hay excursiones guiadas de 6 horas (ida y vuelta), la mitad de ellas sobre el hielo, que se pueden hacer de octubre a mayo.
Pero hay muchas otras opciones para el senderismo sobre glaciar, como el ascenso al de San Rafael, desde la carretera Austral. Este parque nacional, imponente y remoto, y su masa glaciar, conforman la mayor atracción turística de esta zona de la Patagonia. Antes era complicado (y caro) llegar hasta aquí pero la construcción de una nueva carretera ya permite excursiones de un día desde Río Tranquilo. En Puerto Guadal, en el extremo suroeste del lago General Carrera, nos encontramos un pueblo que parece estar durmiendo siempre la siesta, pero las excursiones desde allí son geniales y nos permiten alcanzar glaciares y contemplar fósiles.
4. De árbol en árbol en Araucanía
Esta región del centro de Chile impresiona por sus ríos y lagos, los amenazadores volcanes de cumbres heladas y los ríos atronadores que surcan bosques antiguos y pueblos habitados por los indomables mapuches. Aunque no es tan escarpada ni tan accesible como la Patagonia, en Araucanía encontraremos parques nacionales espectaculares y un verdadero paraíso para los entusiastas de los deportes de aventura y las emociones fuertes.
Una de las actividades estrella son los circuitos de tirolinas entre las copas de grandes árboles (conocido como canopy). Se puede practicar cerca de Santiago (Cajón del Maipo), en el Jardín Botánico de Viña del Mar, o también en el sur, pero es en la zona de Pucón, Villarica y Valdivia donde goza de más popularidad. El trayecto más largo de Sudamérica es El Cóndor, en Pucón, que pasa además por tres volcanes (Villarica, Quetrupillán y Lanín) y por dos lagunas. También hay otro famoso canopy cerca de Puerto Varas, en el Lago Llaquihue, apto para todos los públicos, incluidos niños y ancianos.
Si queremos una experiencia más completa, podemos ir hacia el sur, a la Reserva del Huilo-Huilo, donde podremos combinar trekking y tirolinas en medio del bosque nativo. Si no queremos bajar de los árboles, no hace falta: en el Canopy Village podremos dormir en unas cabañas elevadas unidas por una pasarela de madera y magníficas vistas al volcán Mocho.
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