Parte integrante del circuito llamado “litoral central”, Algarrobo, a solo 110 km al oeste de Santiago, está en la parte más septentrional de dicho recorrido y es uno de los poblados costeros con mayor belleza escénica. Podrás disfrutar de sus playas y ver el estilo colonial de muchas de sus fachadas que contrasta con enormes complejos de edificios en las cercanías.
El poblado tiene historia. En el siglo XVI fue asiduamente visitado por corsarios y piratas cuando era mayormente campo y solo a mediados del siglo XIX se convirtió en un lugar más urbanizado. Hay vestigios de ese tiempo como la capilla de La Candelaria, construida en 1837 y también en las construcciones cercanas a la playa Las Cadenas. Hablando de playas, este es el mayor imán de Algarrobo. Puedes conocer, de sur a norte, el Canelo y Canelillo, pequeñas playas cercadas por un monte lleno de pinos, y las playas urbanas como San Pedro, Club de Yates, Pejerrey, Las Cadenas, Internacional y Mirasol, afamada por sus puestas de sol. A eso se le suma la piscina más grande de Sudamérica, frente al mar, en un reconocido centro hotelero.
Igualmente podrás disfrutar de buenos restaurantes con frutos de mar directamente extraídos de la caleta de pescadores cercana o pasear por la Isla Pájaro Niño, frente al club de yates, con gran cantidad de avifauna. No todo es arena y mar; si gustas del turismo de intereses especiales, en Algarrobo hay zonas con restos fósiles milenarios y varios humedales –Los Patitos, Yugo y Tunquén-, grandes reservorios ecosistémicos en los que cada verano llegan a anidar especies migratorias generando un gran espectáculo.
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