Unidas por el túnel Las Raíces, el segundo túnel más largo de Latinoamérica de cuatro kilómetros y medio, las comunas de Curacautín y Lonquimay cuentan con una amplia oferta que representa sobre todo la identidad del pueblo pehuenche originario de la zona.
Ven a vivir una experiencia de real contacto con la cultura ancestral de nuestro país y participa de ritos locales como las “veranadas”, que es la época comprendida entre enero y mayo, cuando las familias migran a la montaña para recolectar leña, piñones (semilla de las araucarias) y alimentar a sus animales.
Los volcanes, grandes protagonistas de muchas de las fotografías que llevarás a casa, son parte de importantes recorridos realizados por los alrededores. Los inquietos volcanes Llaima y Lonquimay atraen cada año a viajeros, curiosos y científicos que estudian su alta actividad.

Visita la Reserva Nacional Nalcas-Malalcahuello y camina por el sendero Piedra Santa, con una longitud total de 7,5 km, rodeado de lengas, coigües, robles y raulíes y con vista a Sierra Nevada, los volcanes y el valle del río Cautín.
Aguas termales de la zona – termas de Manzanar, Malalcahuello y Tolhuaca– alivian enfermedades y ayudan a recuperarse del stress. Con hoteles y restaurantes, la zona se convierte en un reducto de relajo e indulgencia.
Los centros de ski son uno de los atractivos destacados en la época invernal. Corralco, a solo 20 minutos de viaje desde Lonquimay, tiene pistas decoradas por la belleza del bosque nativo. También se puede practicar deportes de nieve fuera de pista como el randoné y el airboard.
Cuando busques la calma y la contemplación de paisajes increíbles, toma el desvío hacia la laguna Galletué, un espejo de agua donde es posible arrendar botes para realizar paseos en familia. También, en el mismo sector, puedes hacer cabalgatas en medio de este paisaje que nunca agota con sus lagos, volcanes y araucarias.
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