La península de Lacuy, a pocos kilómetros de la ciudad de Ancud en la región de Los Lagos, está en contacto directo con las aguas del Pacífico e impacta a los visitantes por sus playas abiertas e islas habitadas por fauna marina y aves.
Por un camino interno se llega a Quetalmahue, una pequeña población pesquera en la que sus habitantes recogen algas, en especial la que llaman pelillo. En sus restaurantes se ofrecen platos típicos con la frescura de quien vive junto al recurso. Sus sectores de playa y camping aseguran baños de mar y vacaciones distintas.
Tras embarcarse en una lancha se toma la ruta que bordea la costa del Pacífico hacia el sur y se llega a Mar Brava, donde enormes olas rompen a cierta distancia de la costa formando un paredón de espuma blanca que se destaca desde lejos. Allí se encuentra la Piedra del Run, un promontorio muy particular que produce un sonido ensordecedor en contacto con los vientos marinos.
Luego hay que dirigirse hacia el sur a Puñihuil, una bahía espectacular frente a tres islotes con pingüineras. Las especies que habitan los tres islotes de Puñihuil pertenecen a los llamados pingüinos Humboldt y magallánicos. Entre diciembre y marzo llegan desde muy lejos y conviven en armonía mientras desarrollan su subsistencia. Es un área silvestre protegida y se la considera Monumento Natural.
Al bordear la isla también logra divisarse la isla y divisamos cientos de leones marinos extendidos sobre las rocas como parte de una comunidad muy ruidosa. Emiten fuertes gruñidos con los que parecían comunicarse los unos con los otros.
Fuente: Welcome Chile
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