
“La arquitectura lejos de ser una ciencia, es un hecho fundamental en las vidas humanas: dar vivienda, dar cohesión a la familia, dar un hogar donde se desarrollen las vidas humanas”: Así definía en 1969 Luciano Kulczewski el oficio de arquitecto, desarrollado con maestría por este chileno de ascendencia polaca que fuera apodado como “el Gaudí chileno”. Kulczewski fue el mayor exponente del Art Nouveau en Chile, con obras que reflejan su genio repartidas por el país.
Nacido en Temuco, realizó sus estudios secundarios en el Instituto Nacional para posteriormente ingresar a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile, donde tempranamente resaltó su sagacidad y singularidad. En sus proyectos combinó el estilo barroco con elementos neogóticos, Art Nouveau, Art Déco, entre otros. Muy activo políticamente, se preocupó por temas como la vivienda obrera y social y el impulso de políticas públicas, sobre todo durante su participación en la administración del Presidente Pedro Aguirre Cerda, periodo en el que creó conjuntos habitacionales colectivos para trabajadores en las ciudades de Arica, Iquique, Tocopilla y Antofagasta.
Su creatividad se desplegó sobre todo en Santiago, destacando obras como el acceso al Funicular del cerro San Cristóbal, declarado Monumento Histórico en el año 2000; el Conjunto Virginia Opazo, Zona Típica desde 1992; la sede nacional del Colegio de Arquitectos, reconocida como Monumento Nacional en 2010; la población Keller en Providencia, entre muchas otras.
Ellas se suman a la Casa de los Torreones, su Casa Taller en el barrio Lastarria, ubicada en un pasaje en el pasado era conocido como pasaje Armando Quezada Acharán, pero que desde 2016 lleva su nombre.
Su ecléctico estilo y su visión social de la vivienda se unen en una obra prolífica, única, que es parte fundamental del patrimonio arquitectónico de Santiago.
Fuente: ThisisChile
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