En Valparaíso las murallas se alzan desde el cerro en alturas dispares, las calles se retuercen como si tuvieran vida propia: giran, se encuentran, se terminan, según una lógica que pareciera ser el mayor secreto a plena luz del día. Se escucha el murmullo tenue del mar desde lo alto de los cerros. Los gatos custodian cada ventana y cada portal. Los colores de la ciudad brillan diferentes cada hora y hacen de este puerto un lugar único, el Puerto Principal.
El Museo a Cielo Abierto de Valparaíso es un circuito de murales, graffittis, e intervenciones urbanas ubicado en la intersección de las calles Aldunate y Rudolph, a los pies del cerro Bellavista, que se gesta el año 69′ de la mano de los estudiantes del Instituto de Arte de la PUCV, nutrido a lo largo de los años más álgidos del arte latinoamericano, y postergado a causa de la dictadura de Augusto Pinochet; finalmente fue inaugurado el año 1992 en plena vuelta a la democracia. Entre los artistas que exponen sus obras en los muros, escaleras, y cuanto espacio se atraviese en su camino, están Roberto Matta y Nemesio Antúnez.
Para llegar, lo más fácil es tomar como punto de referencia la Plaza de la Victoria, a la que se puede acceder en tranvía, micro, y metro (estación Bellavista). Una vez en la plaza, la indicación es subir el cerro por la calle Aldunate, hasta dar con la intersección a Rudolph, donde se encuentra una de las “entradas” al museo. Sin embargo, la zona se puede recorrer en el orden que prefieran, ya que son callejones abiertos al tránsito.
Fuente: Viste la Calle
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