A 50 kilómetros de Viña del Mar y 8 kilómetros al interior de Limache, en medio del campo y los cerros oculta sus encantos Lliu-Lliu, nombre que en mapuche significa “agua cristalina”, como lo demuestra el plácido tranque que existe en el sector.
Lliu Lliu destaca por su buen clima, al que incluso se le atribuyen cualidades curativas. De hecho, a esa zona iban los tísicos del siglo pasado a recuperar pulmones y las personas deprimidas a recobrar las ganas de vivir. Pasaban algunos días en las quintas y fundos, muchos de los cuales databan de la época colonial y pertenecían a acaudaladas familias.
En la localidad viven hoy unas 400 personas, quienes deben transitar por el único camino que la recorre. Es un camino de tierra, flanqueado por bosques y parcelas de agrado o de cultivo, y por él se desplaza la micro en sus cuatro viajes diarios entre Lliu Lliu y Limache, aunque también existe la posibilidad de tomar taxi colectivo.
Los estudiantes tienen tratamiento especial pues son trasladados de ida y vuelta a sus casas en un bus municipal que va hasta Lliu Lliu en las mañanas y las tardes.
TODO EL DEPORTE
Los días transcurren tranquilos y esa característica es una de las más apreciadas por los lliullinos, como don Roberto Guerra, que ha vivido sus 66 años en la localidad que lo vio nacer. “Aquí todos nos conocemos y hay familias como los Guerra, Murán, Muñoz, Zúñiga, Salinas, Parra y Varas que han vivido aquí desde siempre”, cuenta.
La gran mayoría de los habitantes se dedica a la agricultura, cultivando paltas y tomates, y la jornada laboral empieza con el primer rayo de luz del día y termina cuando oscurece.
Los sábados las cosas cambian. Las familias se trasladan al club deportivo (Lliu Lliu se llama) para jugar a la pelota o desarrollar otras prácticas. También cuando es necesario los vecinos realizan actividades a beneficio de algún lliullino que está en problemas.
La alegría cunde en Fiestas Patrias, cuando hay rodeos y juegos populares en la medialuna.
Fuente: El Mercurio
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