Muy cerca de la Plaza de Armas en Ancud, en la región de Los Lagos, al final de la avenida San Antonio, está uno de los sitios históricos más importantes de Ancud y que se ha mantenido casi intacto desde fines del siglo XIX. Se trata del Fuerte San Antonio, un enorme muro de piedras con cañones que apuntan hacia el mar que fue diseñado por el ingeniero Lázaro de Ribera y construido entre 1778 y 1779, para proteger la ciudad de los ataques de militares y piratas.
Hoy el fuerte se ha convertido en un parque donde se puede caminar entre los seis cañones de bronce con una de las vistas más bonitas de la ciudad.
Su nombre se eligió en honor al gobernador Antonio de Quintanilla, quien lo reconstruyó entre 1818 y 1824 y además ordenó la construcción del Polvorín, una bodega para guardar la pólvora de los cañones, que se hizo en donde alguna vez estuvo otro fuerte, llamado San Carlos. El Polvorín es una gran bodega que está enterrada en la cumbre del cerro y que está abierta a los turistas.
Fuente: Plataforma urbana
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