Hablar del Paseo Atkinson es hablar de uno de los lugares más emblemáticos del Valparaíso, Patrimonio de la Humanidad; de un lugar donde la influencia de las colonias tanto inglesa como alemana se hizo más evidente. Es uno de los lugares más frecuentados por los grupos de turistas que día a día visitan nuestra ciudad, pero pocos saben, sin embargo, que el Paseo Atkinson es el que es no sólo por la visión y el esfuerzo de Mr. Atkinson quien, en la década de 1870 lo diseñó y construyó el grupo de casas que forman su núcleo habitacional, sino también por el tesón de generaciones de vecinos que han luchado y siguen luchando para que él no pierda la fisonomía que tan famoso lo ha hecho. Y que han luchado y siguen luchando contra la fantástica ineptitud de las autoridades comunales que se han sucedido por mucho tiempo en el municipio porteño.
A pesar de su belleza, el Paseo no es todo lo que puede ser por la construcción, en 1967, del Edificio de Solidaridad Estudiantil que arruinó buena parte de la vista de que ese Paseo disponía y que, así, le propinó una bofetada de la que nunca se ha repuesto. Y que se la propinó asimismo a la calle Esmeralda. Esa bofetada provino de los permisos municipales de la época, agravados con la autorización espúrea para construir dos pisos más de los originalmente aprobados. Todo, contra la entrega al municipio de los terrenos ubicados en el Cerro a espaldas de ese edificio para construir una plaza de juego que beneficiara a las familias del sector. La cual, a pesar de su enorme sencillez, no ha podido ver la luz todavía. En vez de eso, más de cuarenta años de sitio eriazo, acumuladero de basuras y desperdicios. Y, como si fuera poco, las autoridades municipales de hace muy poco quisieron dar el golpe de gracia cediendo el sitio para un proyecto universitario descabellado y estrambótico que hubiera convertido a ese Paseo en un lóbrego pasadizo y, al resto del Cerro, nada más que en aparcamiento de vehículos. Muy ardua y larga fue la lucha de los vecinos para impedir semejante desatino, la que culminó con la ocupación del terreno para iniciar en él la plantación de especies arbóreas y de modestos jardines que, por fin, lo incorporaran a la vida del sector.
Hoy, la Junta de Vecinos ha decidido hacerse cargo del sitio en cuestión para lo cual ha solicitado al municipio el respectivo comodato. Pero éste, fiel a su política de obstrucción, ha hecho oídos sordos a esta petición. Es la conocida actitud de quien no come ni deja comer. Surge entonces de nuevo la necesidad de que los vecinos mostremos en la calle nuestra fuerza para exigir que el Paseo Atkinson sea debidamente respetado y, por fin, recuperado. Será una modesta, pero efectiva contribución para que todo Valparaíso reciba el respeto que se merece.
Fuente: Cerro Concepción
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