Existen pocos lugares tan particulares como el Cerro Poqui. Además de la belleza escénica del paisaje, que es indudable, este lugar alberga una gran cantidad de secretos y singularidades biológicas que son difíciles de imaginar. Todo en un espacio relativamente pequeño para un futuro santuario de naturaleza.
El cerro Poqui queda a menos de dos horas de Santiago. Para llegar al lugar se debe manejar desde Santiago en dirección sur por la Ruta 5 luego, pasado Rancagua, hay que salirse en el desvío a Doñihue y continuar pasando los pueblos de Lo Miranda y Doñihue hasta llegar al cruce de Hijuela del Medio. En ese punto ya se puede ver el cerro y es solo cosa de seguir el camino para llegar a su base. Este cerro, es parte de la zona sur del cordón de altos de Cantillana, cordón que forma parte de la cordillera de la costa de la zona central y se extiende aproximadamente desde Aculeo hasta Coltauco.
La ladera sur del cerro Poqui, está cubierta principalmente de roble o hualo Nothofagus glauca, este es el límite más al norte en donde se encuentra esta especie, que en este cerro se mezcla con el Roble de Santiago Nothofagus macrocarpa, el que se encuentra en su límite más al sur. Además de esta singularidad, las quebradas del Poqui tienen agua todo el año y son muy húmedas, lo que genera el ambiente ideal para especies propias de bosques más húmedos del sur de Chile, como lo son el copihue, el canelo, o el olivillo entre otros.
En cuanto a la fauna que habita la reserva, la historia no es muy distinta. En los riachuelos de este cerro podemos encontrar al sapo de pecho espinoso de Cantilla (Alsodes cantillanenis), una especie descubierta hace no más de dos años que solo se encuentra en Chile y ¡únicamente en el cordón de Altos de Cantillana!
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