La Plaza de Armas de Osorno, no sólo es donde se juntan comúnmente los osorninos, sino que también es un lugar cultural y turístico que asombra a cualquiera con sus monumentos y simbólicos rincones que cuentan la historia de la ciudad.
Antes de recorrerla, lo mejor es comprar un helado de crema en el Café Central, un restaurant que está frente a la plaza, en la calle Lord Cochrane, y que según dicen quienes viven aquí, es el mejor helado de la ciudad.
Por esta misma calle está una de las primeras esculturas de la plaza, la que se inauguró en 1927 y que le rinde un homenaje a Eleuterio Ramírez, un militar chileno que participó en una de las batallas de la Guerra del Pacífico. También es quien da origen al nombre de una de las calles que rodean la plaza.
En el centro, una fuente de agua, el escudo de la ciudad y un odeón o pérgola, son los principales distintivos entre la gran vegetación que tiene esta plaza. Los dos primeros se construyeron durante una remodelación hecha en 2012, mientras que el odeón ya estaba para los arreglos que se hicieron en 1942, diseñados por el arquitecto Óscar Prager, cuando también se trazaron los caminos en forma de cruz que se mantienen hasta hoy.
Otro ícono de la plaza es el Monumento al Toro, una escultura de bronce que representa el sector agropecuario, la mayor actividad económica de la ciudad que la ha hecho reconocida como la “Tierra de la leche y patria de la carne”.
Muy cerca de este toro, hay un homenaje a la poetisa Gabriela Mistral que, aunque muchos no lo saben, vivió un tiempo en Osorno después de trabajar en varios países de Latinoamérica como embajadora. Incluso, en un costado del monumento hay un canelo que lo habría plantado la misma escritora, según se lee en una piedra.
En los jardines hay imágenes antiguas que muestran cómo era la plaza hace más de 70 años, lo que permite compararlas con el paisaje actual y en donde no se ve la torre de la catedral, el mayor hito de Osorno que se construyó en 1962.
Fuente: Plataforma Urbana
Discussion about this post