El valle de Cochamó, hoy destino emblemático para escaladores de todo el mundo gracias a sus gigantescas paredes de granito que se alzan a ambos lados de las cristalinas aguas del río del mismo nombre, fue durante más de cien años un sendero utilizado por arrieros que trasladaban ganado desde la frontera con Argentina. Cubierto por una densa vegetación nativa, este valle de aproximadamente 20 mil hectáreas de bosque siempreverde y que reúne, entre otros, coigües, mañíos, lumas, canelos y alerces milenarios.
El valle está ubicado en plena cordillera de los Andes. Desde Cochamó se accede a él a través de un recorrido en vehículo de 20 kilómetros de camino hasta llegar a la entrada del único sendero habilitado para internarse en el valle. En ese momento comienza la travesía, un trekking o cabalgata por una naturaleza prístina y salvaje, formada por una vegetación nativa exuberante y que acoge el sonido puro de las aguas que fluyen desde los cerros y montañas que circundan el valle. Este trayecto dura entre 4 y 5 horas y no está exento de dificultades, principalmente derivadas de la humedad e irregularidad de los suelos.
Para coronar esa aventura, al llegar a La Junta, se encuentran las inmensas paredes de granito que atraen a escaladores de todo el mundo. Sus fisuras, diedros, dificultades y la magnífica escenografía que los rodea sitúan a el Valle de Cochamó como un imperdible a la hora de elegir un destino de aventura y naturaleza.
Fuente: Chile Es Tuyo
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