A 16 kilómetros de San Pedro de Atacama se encuentra una gran mancha de aguas turquesas, es la Laguna Cejar, que en medio del desierto y con el volcán Licancabur de fondo sorprende con su belleza. Ubicada sobre los 2.600 metros de altura, su alta concentración salina permite flotar sin problemas.
Laguna Cejar es un espejo de aguas azules en medio del desierto más árido del mundo, el desierto de Atacama. Sus bellos paisajes que combinan el azul del cielo y aguas de la laguna, lo blanco de la sal junto al rosado de los flamencos que llegan hasta el lugar, convierten a laguna Cejar en uno de los destinos imperdibles para quienes visitan San Pedro de Atacama.
En la laguna y en las cercanías a ella predomina un clima de tipo desértico, con una marcada oscilación térmica entre el día y la noche. En las costas de la laguna existen sales cristalizadas, producto de la condensación de la sal, por lo que es común encontrarse con cristales filosos, razón por la cual se recomienda no caminar descalzo por la orilla de la laguna.
Debido a la alta existencia de sal en la laguna se produce un “efecto gravitatorio”, lo que permite que el cuerpo flote con facilidad en las aguas de la laguna, pues la densidad del agua con la sal es más pesada que el cuerpo humano.
A quienes visiten la laguna y disfruten de sus aguas se aconseja llevar bidones con agua, esto para bañarse y sacarse el exceso de sal del cuerpo. El momento ideal para visitar Cejar es durante la tarde, pues se convierte en un lugar excepcional para disfrutar de la puesta de sol, con un fondo espectacular de diferentes formas y colores.
Fuente: Fuente: Travel Houndy
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