Desde la desembocadura del río Baker, emerge un hermoso y pintoresco pueblo que posee mágicas historias de exploradores y esforzados colonos: Caleta Tortel.
Lo que hace que esta localidad sea única, es su pintoresco estilo arquitectónico, legado de los inmigrantes y primeros chilenos que llegaron a habitar este territorio, especialmente, desde la isla de Chiloé. Esto se ve reflejado en sus antiguas casonas de ciprés, adornadas con añosas tejuelas, que les otorgan una gran terminación a sus fachadas. Piezas labradas a hacha que ofrecen calidez y singular belleza de esta noble y aromática madera.
PASARELAS DE TORTEL
Estas pasarelas son las calles de la ciudad y junto a las escaleras, recorren más de 7.5 kilómetros en el pueblo. Debido a la accidentada geografía, el sector se divide en una zona de archipiélagos con infinitud de islas, canales y estuarios, y otra, de escarpadas cordilleras coronadas por glaciares, cortadas por estrechos valles. Esto ha obligado a construir una serie de pasarelas para poder desplazarse sin problemas, las que se construyen en madera nativa de Ciprés de las Guaitecas (Pilgerodendron uviferum) que abunda en la zona. Existe una larga pasarela al borde del mar y otras, discontinuas que circulan a mayor altura, interconectadas por interminables escaleras. Por algunas de las pasarelas corre la matriz de agua potable del pueblo.
A 3 kilómetros de Caleta Tortel, se encuentra el Monumento Histórico la Isla de los Muertos, en donde es posible encontrar treinta y tres cruces de ciprés, sin identificación, encontradas en 1950 entre la espesa vegetación, que datan de comienzo del siglo XX.
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